lunes, 27 de abril de 2009

Gotas en una vida


………Sonaron los goznes de la puerta y levantó la cabeza para ver entrar de la calle a Heliodoro

-Que tal chiqui,- Saludo Heliodoro mientras este le miraba fijamente nervioso.

Se dirigió a la chimenea baja de la cocina y dejo los troncos en el suelo, encendió unos papeles, les arrimo unas piñas secas y cuando estas ardieron puso sobre estas unas ramitas de pino seco para poder poner después unos troncos, cosa que hizo al ratito. Se fue a lavar y cambiar de ropa antes de cenar, venía de atender las vacas.

Cuando volvió a la cocina, echo unos troncos mayores y coloco el caldero con el guiso de carne para calentarlo. Chiqui apoyo la cabeza sobre sus manos y se quedo mirándole sin perderse nada, cuantos años juntos, toda la vida, no tenía ningún recuerdo sin él.

Sobre la pequeña mesita de la cocina titilaba una vela que ayudada por la chimenea creaba una luz tenue que a Heliodoro le traía muchos recuerdos.

Cenó y se dirigió a su habitación, iluminando el camino con la vela, se paró en la puerta, delante del tálamo

-Cuantos años de intenso amor en él,- pensó Heliodoro con un nudo en la garganta y un dolor que le partía el alma, en él se inició la vida de sus diez hijos, y en él habían aprendido juntos a disfrutar del sexo, todavía recordaba la noche de bodas, sus caderas, su tersos pechos, la suavidad de su piel cercana a sus partes intimas, y su torpeza, y como mejoró con los años y la complicidad de los dos, las imágenes le venían a la cabeza como si estuviera en el cine, y eso que solo había estado en aquel cine que unos feriantes pusieron en la plaza del pueblo hace ya muchos años, -¡En fin!, cogió el libro de la mesilla, “La madre” de Gorki, se lo regaló D. Severino, el médico, aquel año que se rompió la pierna, y era el único libro que había en la casa, le dijo, es buena literatura, y de la lucha obrera.

Volvió sobre sus pasos, se sentó junto a la chimenea y a la luz de la vela comenzó a leer la novela:

“Cada mañana, entre el humo y el olor a aceite del barrio obrero……, pero las llamitas de los troncos hicieron que la mirada de Heliodoro se perdiera e ellas. Chiqui vio como por las mejillas de Helidoro caían dos lagrimas, de pronto el recuerdo le volvió a partir el alma, y un fuerte dolor se apoderó de su pecho, chiqui le miraba, se le cayó el libro, y se desplomo en el suelo, chiqui se acercó y comenzó a lamerle la cara en un intento vano de que su amo le devolviera las caricias, Heliodoro había emprendido el viaje que dos días antes su mujer, su amante, su compañera de toda la vida había emprendido hacia tan solo dos días.

10 comentarios:

María dijo...

Julio:

Me alegro muchísimo que tú también te hayas decidido a hacer un relato en cuanto a esas seis palabras, es un placer dar rienda suelta a nuestra imaginación, y si acabo de decir a Charlychip que su post le quedó genial, tú no te has quedado corto, porque te ha quedado maravilloso, y te felicito por ello.

Muchas gracias, Julio, por haberte atrevido también.

Un beso.

Domingo dijo...

¡Menudo exitazo de convocatoria has tenido con tu reto, querida María! Te quejarás, ¿eh?. ¡Je,je,je! ;)

CharlyChip dijo...

Un precioso relato Julio. Me ha encantado.

He podido recrear mentalmente cada momento, quizás porque yo también viví durante cierto tiempo por temporadas en una casa rural antigüa como esa, donde nací, entonces sin luz eléctrica por circunstancias peculiares que no vienen al caso, aislada del tiempo aunque la electricidad estaba ya muy difundida incluso en los lugares más remotos, con luces de carburo para alumbrar, cenando con el plato en las rodillas alrrededor del fuego, viendo disiparse el humo por las lumieiras. Tambien he subido por las escaleras con una vela en la mano...

Realmente ha sido un gusto leerte. Tu si has superado el reto con nota.

Un abrazo

brancalúa dijo...

Que relato más tierno!. Me ha gustado leerte.

Saludos

Marinel dijo...

Julio,un "atrevimiento" fantástico el tuyo.Un relato lleno de ternura,de amor...
Me ha encantado leerlo,porque una vez más se pone de manifiesto la sensibilidad del autor.
El final,puede parecer triste,pero en el fondo es romántico y bonito.No podía imaginar que chiqui,fuese un perro...
Precioso de verdad.
Besos.

María dijo...

Domingo ¿tú no te decides a hacerlo?, de todas formas ahora mismo me paso por tu blog, no sea que lo hayas hecho y yo no me haya enterado jaja.

Un beso.

Julio dijo...

María, gracias por tus palabras.
Un abrazo

Julio dijo...

Charly gracias.
Un abrazo

Julio dijo...

brancalúa, gracias
Un abrazo

Julio dijo...

Marinel, gracias por tus palabras. Cuando se produce la fusión de dos almas en una, es difícil sobrevivir al desastre, incluso cuando se tiene un amigo fiel.
Un abrazo