domingo, 24 de mayo de 2009

Palabras, palabras... Sr. Garzón

Nunca he podido conocer Italia, nada sabría decir de primera mano sobre la mafia... Lo que si puedo saber es que el mal existe porque a menudo pasa rozando mi alma mientras me muevo por la vida y sus víctimas también, algunas han caído cerca de mi puerta, otras en la cuneta de los caminos que he recorrido en mi vida.

No he estudiado el origen de la maldad en los libros o investigando los hechos, no tengo soluciones mágicas, ni a nadie puedo prometer con verdad dárselas.

Según el Sr. Baltasar Garzón, juez por oficio, conocedor de la ley por estudio y experiencia, investigador de los hechos lamentables que llamamos delito ha dicho, y cito: "El ciudadano necesita creer en sus jueces como los italianos creyeron en Giovanni Falcone".

No puedo afirmar lo que el ciudadano necesita, no me atrevería... La voluntad de los millones de españoles, sus deseos, sus anhelos, son para mi un misterio que solo atino a adivinar como una sombra nebulosa a pesar de circular entre ellos por las calles.

Lo que si puedo afirmar es que en mi opinión es soberanamente pretencioso que alguien que persigue el estrellato por todos los medios...: En la judicatura, en la política, bajo los flashes que puede alcanzar... Alguien que imagino disfrutando dando una conferencia de prensa encantado de lucir bajo los focos, que seguro que en sus sueños le encantaría protagonizar a su propio personaje en una película, no me parece que sienta tan de cerca la realidad de la calle como para decir que queremos cada uno de los españoles de a pié.

Probablemente acierte en que necesitamos confiar en los jueces, en las instituciones, en nuestros políticos, en nuestra prensa.... Necesitamos creer que la justicia es posible, que la verdad es lo que nos cuentan cada día, que lo blanco es blanco y lo negro es negro.

Pero mayor impulso es el que nos hace necesario que los jueces hagan lo que tienen que hacer, que las intituciones sirvan al público, que nuestros políticos sean honrados y creen leyes justas, que nuestra prensa nos diga la verdad aunque duela, que nuestra policía nos proteja del delito,... Que nos inspiren fe con los hechos.

La simple fe convencida sin hechos que lo sustenten es una cáscara vacía, solo una triste mentira.

Tal vez Giovanni Falcone fuese, como la historia dice un juez valiente. Seguramente lo fue.... Tal vez como decía su compañero y sustituto en su puesto también asesinado Paolo Borselino: "Los que tienen miedo mueren todos los días, los que no lo tienen mueren sólo una vez".

Lo que tengo claro es que el Sr. Baltasar Garzón no es ningún inspirador de sueños, solo es un hombre del espectáculo. Alguien que no cumple con sus vulgares obligaciones diarias y debe liberar a delincuentes por no atender bien a su tareas, atareado como está con sus múltiples espectáculos, no puede ser el juez heroico de mis sueños, como tal vez podría ser Giovanni Falcone, si hago caso a los libros y la prensa. Tal vez Giovanni Falcone tiene la ventaja del héroe muerto, nadie a estas alturas se atrevería a criticar la leyenda a la que ha dado origen, probablemente con razón.

4 comentarios:

Domingo dijo...

La marca Garzón es una marca en declive. Su campaña de autoimagen ha seguido una estrategia equivocada y de no modificarla su estrellato empezará a apagarse. Su actitud de vengador universal y de experto en causas imposibles, pasado el relumbrón inicial, a mí ya no me impresiona. Menos ópera bufa y más encerrarse en el despacho a trabajar.

CharlyChip dijo...

Justo ese es el quiz pienso yo Domingo. En estos momentos ni juez ni estrella. Ni mil carteleras lo van a elevar a los cielos... Creo que mejor haría en centrar su atención en el juzgado, lo de su estrellato pasó a la gloria de los santos de segunda fila... Como no recupere pronto su estrella judicial también ahi va a declinar hacia la oscuridad y el olvido, lo que le queda es hacer lo que tiene que hacer y destacar como G. Falcone por los hechos. Si su buena labor afrontando causas dificiles y endémicas le gana la fama sere el primero en hacerle un monumento sin necesidad de que le cueste la vida.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Con todo, no deja de terner razón "Los ciudadanos necesitamos creer en la justicia (además de en el resto de columnas del sistema)", lo malo es que flaco favor hacen a la causa los titiriteros populistas; aún siguen creyendo que el burgo es tonto y se chupa el dedo.
Yo, ni levantaría un monumento a nadie porque haga bien su trabajo; antes, esperaría a que me lo levanten a mí, por hacer bien el mío.
Lo que no me parece lógico, ni JUSTO, es que un juez tenga fama, ni buena, ni mala. Si mala, debe ser cesado por su incompetencia; si buena, hace lo cabía esperarse. Otra cosa implica la imperfección, vulnerabilidad y perversión de tan intachable oficio (Aquel en el que hay que creer y al que hay que acatar "por ley").

Un saludo,

CharlyChip dijo...

Buena apreciación Segis.

Creo que tienes razón, la propia vida es el mejor y único monumento aceptable. Pero hay que reconocer que ha habido más que hay, gente que merece reconocimiento por su labor incansable sin perseguir más que el buen y justo hacer.

A menudo muchos de los que lo reciben oficialmente, en estos tiempos y en otros, no lo merecen y muchos de los que lo merecen no lo reciben. Ese reconocimiento cuando es justo es una expresión de valoración de la valoración de la labor callada.

El reconocimiento verdadero lo da la apreciación del simple ciudadano y tiene otro sabor distinto del que dan los premios aunque estos usurpen o se atribuyan el derecho de reconocimiento a la labor de quien muchas veces no han alentado y apoyado.

Besos y mil gracias por tu visita.