miércoles, 6 de mayo de 2009

Un día corriente...o no!



Es un día corriente, como cualquier otro de los muchos que pululan a lo largo de nuestra vida. Las prisas, son compañeras habituales en el quehacer diario, por mucho tiempo de antelación con el que te levantes. Al final, siempre se acaba acelerando cual vehículo haciendo “sprint” al final de su trayecto en la carrera vital.
Sumergirse en el alboroto colegial, es uno de los deberes que profeso como madre, y a lo que no reniego, pero me abruma.
Lo hace porque la mente se me obtura, intentando comprender el por qué las personas, podemos llegar a ser tan obtusas e irracionales en tantas ocasiones.
Me explico:
Es indudable, que la comodidad es la eterna amiga de la pereza, y estas damas etéreas, sin forma física, están tan arraigadas en nuestra sociedad, que carecer de ellas, nos haría sucumbir en el más absoluto desastre acomodaticio.
Todo esto, no es más que un vano intento de comprender el absentismo caminante.
Caminar es sanísimo, agradable cuando el sol es tibio y la compañía tierna y adorada.
Yo, lo hago cada mañana de la mano de mi hija, y lo hago, porque dejo el coche algo lejos de la plaza donde se ubica el colegio de mi hija…y otro más, un restaurante, una papelería, un todo a cien (o quizá debería decir todo a euro) y varios garajes privados de fincas adyacentes.
¡Para morirse!
Jamás entenderé tampoco, qué pensaba la persona que proyectó la construcción de dos colegios pegaditos, como si de un matrimonio bien avenido se tratase.
Pues bien, habiendo descrito este "mar e mágnum" descontrolado de gente, decir, que me horrorizan aquellas mamás en la mayoría de los casos; aunque papás también los hay, cuyo mayor anhelo es aparcar en la puerta a su amadísimo vástago. Y no es lo peor, tamaño atrevimiento y valentía, sino hacerlo a una velocidad, que raya la locura.
Hoy, me he enfadado y mucho!!!
Nada romántico me nace en esta mañana, en la que por escasos centímetros no nos han atropellado a mi hija y a mí en un paso peatonal. Sólo furia, y no precisamente controlada.
¡Humana que es una, oye!
El hecho es que iba yo primera y el tropiezo me lo he llevado yo, y mi dolorida pierna, cosa que no es la primera vez que ocurre, por cierto. Así que el arrebato furioso ha sido mucho menor que de haber sido mi niña.
De haber dañado ligeramente a mi chiquitina, bueno…mejor callo.
A ver, querida mamá acelerada:
No por mucho correr, se llega antes. Cosa que me acabo de inventar, para desahogo mío. Y a la vista está, que no sólo puede retrasarse por acumulaciones varias, sino por casi atropellos personales, que bien pueden derivar en grandes disgustos y comentarios elevados de tono.
Vamos, todo un alarde de mala educación y desvergüenza, que para los pequeños acompañantes e hijos amantísimos, es un ejemplo de lo más nefasto.
Y conste, que yo he sido comedida, pero si la persona causante del daño, además se empecina en tener razón…ufff, entonces es el acabose!
¿Dónde se esconderá la divina paciencia?
Vale, ya me he desahogado.
Mis excusas, pero para eso están los amig@s, ¿no?

8 comentarios:

Anónimo dijo...

vísteme despacio, que tengo prisa

un beso, marinel

s

CharlyChip dijo...

La divina paciencia es un don perdido, lo mismo que la educación y la consideración con los demás, tal vez habrá que volver a encontrarlo.

Conservar la cordura en los últimos tiempos quizás sea un don, quizás un castigo.

Don porque nos da la paz interior tan necesaria, castigo porque parece que nos deja indefensos ante todos los bestias que han tomado al asalto la realidad de la calle con sus malas maneras...

Besos

P.D. Los mismos problemas encuentro yo cada día

María dijo...

Lo cierto es que vivimos acelerados y nos hemos convertido tan cómodos que pocas son las personas que no utilizan el coche, incluso, para ir a la vuelta de la esquina. Yo siempre suelo ir andando y utilizo el coche lo menos posible, a no ser por extrema necesidad.

Las mañanas son siempre con prisas, ruídos, con el aliento hasta los pies, no se cómo no nos dará un infarto, tanto a los padres como a los pequeños hijos.

Recuerdo cuando era una niña, todo este estrés no se vivía, reinaba siempre la calma y la tranquilidad, nuestras madres no trabajaban, estaban siempre al cuidado del hogar, por un lado, da un poquito de pena que nuestros hijos no hayan conocido aunque sea una pizquita de todo ello.

No te preocupes por desahogarte con nosotros, hazlo siempre que quieras, yo también lo haré, quizá un día de estos jaja porque las mañanas son de locura.

Un besazo.

Marinel dijo...

Amor, ese es una frase popular que dice mucho y tiene toda la razón.
Un beso.

Marinel dijo...

Charly, yo procuro pasar desapercibida en todos estos sucesos lamentables,donde como bien dices las malas maneras me disgustan en extremo.
Pero hay momentos en los que las cosas sobrepasan los límites de la comprensión y te hacen saltar.
Y no encuentro por qués a esas conductas...porque sinceramente,creo que no tienen respuesta.
En fin, gracias por el apoyo.
Besos.

Marinel dijo...

María, sin duda aquellos tiempos eran muy diferentes y por supuesto menos estresantes.
Disfrutar de la infancia en el regazo maternal al calor de la familia,y sin tanto ajetreo es un lujo casi aniquilado...
¡Una verdadera pena!
De ahí que cualquier momento para con la familia,tenga que ser aprovechado al máximo.
Lo de las mañanas, es de infarto,cierto...pero depende mucho también de cómo te lo tomes.
Yo, no lo suelo llevar excesivamente mal,aunque como digo, me abruma ver los desbarajustes que ocurren a mi alrededor...
Gracias por permitirme este desahogo y contar con vuestra comprensión.
Besos.

Domingo dijo...

Falta civismo, falta saber que compartimos un espacio común con otras personas, faltan modales, falta educación, falta conciencia ciudadana. Y estos déficits no se arreglan con Educación para la Ciudadanía, sino que se arreglan en el seno del hogar, fuente primaria de educación, pero claro si los padres actúan como actúan no es de extrañar que luego los vástagos imiten los modelos de conducta que han aprendido en casa. Por lo demás, y cabreos aparte, me alegra saber que tanto tú como tu pequeña estéis bien. Un abrazo muy fuerte. :)

Marinel dijo...

Domingo,tienes razón. Es fundamental que en el seno familiar se eduque, y por supuesto se practique con el ejemplo.
Percibir esos estados donde se pierde el control y las buenas maneras,no es bueno para los críos.Menos si acabas de cometer una falta, en la que lo que debe primar es la excusa, la buena educación y la solidaridad.
En fin...snifff
Nos hemos asustado,porque casi nos tira y me duele un poco la pierna,pero nada más.
Me dolió más la moral,jajaja
Gracias,guapetón.
Besos.