lunes, 15 de junio de 2009

Creer o no creer; esa es la cuestión.

Para creer tenemos que confiar en algo o en alguien. En política debemos creer en las personas y a ellas se les pide integridad y valores.

Cuando los políticos tienen la sartén por el mango pueden legislar a su favor, manejan el control en la dirección más favorable para sus intereses particulares, véase el caso del primer ministro italiano Berlusconi.

El poder concede inmunidad y abre las puertas a la corrupción de la que pueden beneficiarse y se benefician, con aparente frecuencia. Los imputados se deleitan de cómo la ciudadanía premia sus presunciones y el resto nos preguntamos donde dejamos aparcada la lección de aquel curso que nos hablaba del sentido común.

Los grandes empresarios deben cumplir mal que bien con una legislación más o menos estricta, algunos políticos metidos en empresas privadas conocen perfectamente las reglas del juego.

Pienso en autónomos pequeñas y medianas empresas intentando salir a flote de las dificultades, peleando con financieras y recaudadores de impuestos para mantener sus negocios abiertos, mientras otros se deleitan sentados en su sillón de cómo se aferran a ´kit´de supervivencia los desfavorecidos.

Nada… absolutamente… nada motiva para pensar que las cosas van a cambiar por mucho tiempo, por eso la próxima vez que pidan nuestro voto de confianza retrocedan en el tiempo y repasen su diario de campaña, encontraran las respuestas a muchas de las dudas que no saben responder sus asesores.

Se genera confianza cuando la información es continuada, fiable y sencilla de entender y tiene como finalidad su cumplimiento.

Disfruten de sus victorias (siempre tienen algo que celebrar) sean del color que sean porque esto no lo cambiara la política sino las personas.

Hasta que llegue ese momento, nos queda sobrevivir relegados a un segundo plano en un mundo complejo al vaivén de sus decisiones.

6 comentarios:

CharlyChip dijo...

Me niego a sobrevivir en segundo plano Andrés, gritaré en los blogs, saldre a gritar si es preciso a las calles.

Mientras tenga la palabra removeré las brasas y soplaré para avivar el fuego hasta que consiga hacer arder las empalizadas de la vergüenza que nos tienen relegados al "elige lo menos malo" de cada cuatro años de vergüenza.

Gritaré mientras me queden fuerzas para mover voluntades.

Un abrazo

Domingo dijo...

Que nos resignemos. Eso es lo que quieren. Pero conmigo lo llevan claro. Quizá mi voz en solitario no tenga fuerza, pero si todos sumáramos fuerzas, ¡ay!, si todos sumáramos fuerzas. Pero solo o acompañado seguiré denunciando y protestando por un mundo mejor y más habitable, porque sólo así, ejerciendo mi derecho a reivindicar, conseguiré que no me hurten mi condición de ciudadano.

Julio dijo...

Es una vergüenza, me uno a vosotros.
Un abrazo

María dijo...

Tú lo has dicho, ellos tienen la sartén por el mango. Nosotros sólo somos sus ovejas, ellos son los que mandan, y nosotros los que obecedemos, ahora nos suben los impuestos, pues ale, a pagar, mientras ellos, siguen tan ricamente ahí arribita subiditos en el cielo y en la gloria, y nosotros a no trabajar y encima a pagar más: NO HAY DERECHO. Pero ... ¿y qué adelantamos con protestar? ¡NADA! sólo nos piden votar y pagar, pero ellos no nos ofrecen lo que prometieron: TRABAJO, queremos trabajar para poder VIVIR DIGNAMENTE, sólo queremos eso ¿acaso es mucho pedir? no queremos subsidios que duran sólo unos meses, queremos un trabajo para poder vivir, y no sigo, porque mis neuronas se me alborotan.

Un beso.

CharlyChip dijo...

Por cierto, el barómetro es muy ilustrativo de porque pasa lo que pasa en los últimos tiempos...

Indica mejór que ninguna brújula la dirección en donde está el merecido blanco de nuestras iras...

Un abrazo

Andrés Paredes dijo...

Hola Amig@s una imagen vale más que mil palabras y el gráfico lo dice todo.
Sobrevivir relegados a un segundo plano, significa estar preparados para cuando llegue nuestro momento.
Gracias por vuestros comentarios
Un saludo.