miércoles, 12 de agosto de 2009

Ratas y cuervos


Como si de un general me tratara, despliego mis tropas en forma de palabras por el campo de batalla, sobre un escenario blanco, pálido, desafiante y vacío, al que una noche más intento darle un significado. Mi cuerpo sigue sentado en esta silla, pero mi mente ya ha desplegado sus alas, y se ha marchado, volando, en busca de realidades en el firmamento, en busca de verdades, de gestos dispares y de cosas a las que la mayoría llaman vanales. Cierro los ojos tratando de darles la vuelta para poder mirar hacia dentro, sin distraerme por el ruido de mis tripas, y veo esperanzas, y sentimientos, traídos por el aire que alivia las noches veraniegas de la gran ciudad, y que permite, al menos por un tiempo, dar alguna que otra cabezada sin despertarse arropado por el sudor. Observo las estrellas, las hojas de los árboles del parque de enfrente, y los coches que cruzan la carretera que lo separa de mi edificio, y que tiempo atrás sirvieron de juego de hermanos que apostaban por un color, tratando de que fuera el que más coches lucieran al pasar.
En noches así me siento como el ladrón 41 de Ali Babá, como el Jedi que no retornó, cargado con el mandamiento número once, y viviendo en el exilio en una era que no es la suya, mientras espera a que llegue su momento. Sabedor y orgulloso de mi extraña forma de ser y mis valores impropios de este tiempo, vivo en una época de hombres que adoran a un Dios representado en billetes y monedas. Suave como el teflón, me resbala toda la hipocresía y la falsedad de este mundo; consciente del precio a pagar por no participar en el juego de mentiras, miro desde la barrera las peleas de gallos y las cuchilladas diarias por la espalda, elemento común en amistades, amores y relaciones, que en estos días quedan supeditadas por el interés propio. Ratas bípedas, cuervos con chaqué y urracas con los labios pintados son la fauna de este zoológico, que sabiendo que escapar era difícil, prefirieron ser una ficha más del tablero, viviendo enjaulados y sometidos a las normas del lugar, a cambio de pan y agua.

¿Dónde iremos a parar?, ¿cómo acabará todo?, ¿bajaran los ángeles con las trompetas anunciando el Apocalipsis y seremos juzgados, o llegaremos a un punto en que el términos, como amor o amistad, solo lo recuerden los abuelos que se sientan en los bancos de los parques a recibir su ración diaria de sol?. Por mi parte, solo se que si es cierto que la Naturaleza nos está juzgando, no entiendo por qué se equivoca siempre de país, y ataca zonas en las que sus habitantes suficiente tienen con tratar de sobrevivir; y sé, que mientras que no aparezcan los de las trompetas, sin estar ataviados con bufandas de algún equipo de fútbol, seguiré esperando a que llegue mi tren a esta vía...

7 comentarios:

CharlyChip dijo...

Una visión oscura de la realidad, una espera que se presenta larga ¿No crees?

Espero que algo cambie, que me equivoque y la espera no sea larga, que valga la pena...

Bienvenido oficialmente a O.V. (es) Joseluisnik.

Andrés Paredes dijo...

Hola Joseluinik .
Buena entrada, apartando telarañas en las esquinas de la conciencia colectiva.
¡Bienvenido!
Un saludo.

brancalúa dijo...

Una visión de la realidad con la cual me identificó.
Buena entrada.

Un saludo

Kelevra dijo...

Si al final algo mejora, entonces la espera habrá merecido la pena, aunque como bien dices, si que se presenta larga. Pero mejor esperar a tiempos mejores, que unirse al rebaño y ser una oveja más.

Gracias por las opiniones

Julio dijo...

Bienvenido, vemos la misma realidad y difícil salida, nadie se mueve, nada se mueve, solo unos pocos gritamos.
Un abrazo

Dolita dijo...

Bienvenido, me alegra que estés aquí.
Me ha gustado, sí.
Creo que me sentaré contigo a esperar al tren.
Un abrazo

María dijo...

Hola, bienvenido como nuevo redactor y compañero, encantada de tenerte por aquí.

Complicada salida, esperemos todos juntos ese tren.

Saludos.