jueves, 29 de octubre de 2009

Los productores de alimento se arruinan.

El plan de ayudas al sector del automóvil se amplia. Mientras la agricultura ganadería y pesca que se merece tanto como el sector de la banca o el del automóvil agoniza desde la raíz.

Parece ser que en España desde el año 1953 se realiza el cálculo de los Índices de precios percibidos por los agricultores y ganaderos por el antiguo Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, actualmente Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino con la colaboración de las Comunidades Autónomas.

Pero esos datos deben ser un mero dato testimonial viendo como un sector tan importante para la sociedad está en manos de intermediarios y especuladores que hacen negocio con los alimentos. Los estamentos responsables llevan años haciendo oídos sordos a las protestas y manifestaciones que se realizan en toda Europa exigiendo márgenes de beneficio más justos para los productores.

Se necesitan un plan de emergencia para sacar a nuestros trabajadores del campo y la ganadería del pozo de la indiferencia institucional. No es aceptable dar prioridad a otros sectores afectados por la crisis cuando la agricultura, pesca y la ganadería llevan años en una situación tan grave. El sector de la producción alimentaria es un asunto prioritario a solucionar y darle la importancia y el lugar preferente que se merece.

Parece evidente que los intermediarios son los que empobrecen a los agricultores y a los ganaderos, mientras ellos aumentan su margen de beneficio. Hay que controlar los desorbitados márgenes de ganancia de los intermediarios y grandes distribuidoras.

Es incomprensible que los precios suban, a veces injustificadamente, y los verdaderos productores y quienes hacen el trabajo duro se arruinen ante la desidia y la indiferencia de las instituciones.




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Carta de un agricultor.

Esta carta va dirigida a quien quiera escuchar. A quien le entre por un oído pero no le salga por el otro, a quien no deje caer estas palabras en saco roto.

Soy un joven agricultor de la comarca de la Terra Alta que, con mucho trabajo e ilusión, intenta tirar adelante un sector que parece estar olvidado. Sí, señores, olvidado por la Administración, olvidado por la gente de la calle e incluso diría que dejado de la mano de Dios. Intento reconducir mi profesión y pensar que todo lo que ocurre es pasajero, que algún día cambiará para bien. Que mis hijos podrán disfrutar de lo que, al fin y al cabo, nos pertenece: vivir y no sobrevivir. No pretendemos vivir de la caridad de las subvenciones, solo que se nos pague lo que realmente vale el esfuerzo y la inversión que requiere nuestro trabajo.

El desánimo y la desesperanza han llegado a tal punto que incluso llegas a pensar si merece la pena seguir con esto. ¿Qué es mejor, luchar o tirar la toalla? Sinceramente, no lo sé. De la esperanza y la ilusión no se alimenta una familia. Parece ser que el fruto que algunos sembramos con sangre, sudor y lágrimas otros lo recogen con méritos, medallas y el bolsillo lleno. El nuestro parece ser el sector marginal.

Piensen: ¿qué sería de las comidas si detrás de cada una de ellas no existiera un agricultor que, desde el sacrificio de muchas horas, ha trabajado para que ustedes y sus familias puedan vivir? Los turrones que disfrutan por Navidad no existirían sin las almendras con las que están elaborados.

No se trata de enriquecernos, pero tampoco de empobrecernos. Y, a las pruebas me remito, en estos momentos en ello estamos.

J.T.C.
Corbera d’Ebre

2 comentarios:

BELMAR dijo...






"C'est faux dire: je pense: on devrait dire on me pense."


("Es falso decir: yo pienso; deberíamos decir: alguien me piensa.")

Arthur Rimbaud

CharlyChip dijo...

He escuchado mil justificaciones para esta situación, pero ninguna me convence...

¿Que se puede esperar cuando el desequilibrio es la base del funcionamiento de este sistema...?

Un abrazo