lunes, 9 de noviembre de 2009

El descrédito de líderes e instituciones al límite de la desafección.



La aseguradora AIG, que fue rescatada por la Reserva Federal, paga 8 millones a varios directivos en bonos e indemnizaciones. Eso se conoció un día después de que la Casa Blanca empezara a limitar el salario de los ejecutivos de empresas rescatadas con dinero público.

Adair Turner, presidente del regulador financiero británico (FSA) --equivalente a la CNMV española--, que llegó a calificar algunas de las actividades del sector bancario de “socialmente inútiles” es favorable a crear un nuevo impuesto global sobre las entidades que limitaría sus ganancias, y consecuentemente, las excesivas primas a sus ejecutivos.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, consiguió el compromiso de la banca para aplicar un sistema por el que las pérdidas, y no solo las ganancias, se tengan en cuenta al pagar primas.

Mientras, en España además de ampliar las listas de desempleados y ostentar el liderato europeo de pérdida de empleos.
El secretario español de Economía, José Manuel Campa, dice que en España “no se está evaluando” una medida de este tipo, recordando que las propuestas francesas se enmarcan en el G-20, del que nuestro país forma parte.

Se dice que, “el proceso de reestructuración del sector financiero va lento” En cambio, los ciudadanos percibimos que no se avanza hacia la dirección correcta y en algunos casos se retrocede al punto de partida. Ese“horizonte” prometido está cada vez más lejano. En los momentos de máximo pánico financiero se aposto fuerte por hacer cambios significativos pasado el tiempo las promesas se diluyen y las propuestas de avanzar hacia un estado de mínimos de ética y cordura financiera se evaporan, como las gotas de lluvia la salida del Sol después de la tormenta.

La vuelta de la recuperación económica viene con un paquete de amnesia colectiva bajo el brazo de los responsables. La crisis se ha llevado las ilusiones de muchos y la vida de otros pero en algo coincidimos todos los que nos ha tocado vivir la peor emergencia económica de las últimas décadas, el fin de la credibilidad de los ciudadanos en el sistema comenzó cuando empezaron los discursos de esfuerzo colectivo.

Después de la "crisis", los salarios excesivos volverán a crecer más allá de lo socialmente razonable y los más bajos a contenerse año tras año, incluso bajar como sucede con el empleo precario, sin que nadie lo considere un factor desestabilizador de la economía.

Encuesta realizada por La Vanguardia.es


1 comentario:

CharlyChip dijo...

Si conservasemos la confianza en ellos sería alarmante...

La cuestión es...¿Qué vamos a hacer para que esto cambie...? No podemos esperar a que, como el muro de Berlin se caiga por su propio peso...

Un abrazo