sábado, 20 de febrero de 2010

Próxima estación: Esperanza



Trayecto en Renfe-Cercanías entre Zarzaquemada y Nuevos Ministerios (Madrid), un día cualquiera:

- 14:54 Villaverde Alto - Villaverde Bajo
Las puertas del tren se cierran pero esta vez no hay silencio, un mujer de avanzada edad, bastante delgada, comienza a recitar en voz alta el reclamo que trae memorizado : "Disculpen que los incomode, sé que somos muchos los que pasamos por aquí solicitando una ayuda, pero he perdido mi trabajo y me he visto obligada a pedir para poder alimentar a mi niño. Agradezco a las caras conocidas que puedo ver, la ayuda que me han mostrado este tiempo, y comprendo que no todos los días puede ser. Solo quiero desearles que para el año 2010 todos sus deseos se hagan realidad y que pasen un buen fin de semana".

- 14:58 Villaverde Bajo - Atocha
Un hombre bastante joven carente de brazos recorre los vagones en busca de limosna. Lleva un vaso de mini, katxi o como se quiera llamar entre los dientes, uno de esos vasos de plástico utilizados en los bares para servir los combinados a litros, pues él lo lleva agarrado, como una prolongación de su boca, haciendo sonar las pocas monedas que contiene como reclamo para los viajeros. Los dientes, fuertemente apretados para que el vaso no caiga, solo le permiten esbozar un "Dios le bendiga" que vibra directo desde las cuerdas vocales, un pequeño agradecimiento para todo aquel que se presta en ayudarle.

- 15:10 Atocha - Sol 
Sube un caballero de mediana edad, a simple vista nadie diría que sube para pedir, pero la guitarra y el amplificador que porta en un carrito le delatan. Una música con tintes latinos comienza a sonar a elevado volumen, inundando el vagón de notas musicales; él acompaña con la guitarra y tras los primeros acordes, romper a cantar, a viva voz, el beso y la flor de Nino Bravo. Concluye la canción a mitad del estribillo, alertado por la locución automática del anuncio de la próxima estación, no queriendo perder la posible ayuda de ningúno de sus oyentes. Tras la ronda de mano, gracias y monedas, baja con ellos del vagón, apresurado por alcanzar el siguiente sin que se cierren las puertas.

- 15:15 Sol - Nuevos Ministerios
El tren se llena de bolsas de marca y gente bien vestida, todos ellos procedentes de Sol, zona céntrica y comercial de Madrid. La antítesis a las limosnas puebla ahora el tren como si nada hubiera pasado, y como si nada pasara. Me acerco a la puerta porque mi parada llega, el fin del viaje concluye escuchando a un niño llorar porque su padre no le quiere comprar algo de nombre extraño, tecnológico y oriental.

- 15:20 Nuevos Ministerios. Un día cualquiera en un recorrido cualquiera, pero hoy la sensación que se me queda no es "una cualquiera". Algo falla y es de difícil solución.

7 comentarios:

CharlyChip dijo...

El viajar en tren, la especial convivencia que se crea en este entorno cerrado por tiempo limitado y prefijado, tiene algo entre mágico y extraterrestre.

Es una novela de un solo capítulo donde se concentra un mundo de reacciones y sensaciones forzadas a recorrer los caminos del conocimiento mutuo a gran velocidad para luego desaparecer como por ensalmo. Volvemos a la realidad del dia a dia.

El caso del metro es una dosis concentráda y, si cabe, más acelerada, efímera y colorida, normalmente periódica. Desfila ante los ojos un abanico de extremos y rutinas que no deja indiferente al viajero primerizo con su abanico de sensaciones pero... ¿Y quien viaja cada día?

Es un mapa de extremos, un abanico de hipérboles que aturde los sentidos con persistencia hasta entumecer la capacidad de juicio en un viaje circular entre la hipersensibilidad y la indiferencia...

Esto es lo que me inspira la memoria de pasadas experiencias.

Un cordial saludo

CharlyChip dijo...

Cuentame que falla, me dejas intrigado...

Un cordial saludo

Alondra dijo...

Lo extraño de la situación para mi, es que en esa parada, se presupone, de gente con más dinero no hay mendigos, será que saben que vienen de gastarlo y no piensan soltar un € más...
Un abrazo

Julio dijo...

Hola a todos, primero decir que esas paradas son de gente currante, o mejor dicho de gente que vive de una exigüa nómina (la mayoría), y que llegan de barrios obreros, y segundo, es consecuencia de la cuesta abajo que España lleva, que se puede resumir para muchos como "duro despertar por la mañana".
Desde aquí mi solidaridad con todos y mi deseo:
Ilusión y que mantengan la confianza en ellos.
Reflexión:
Cualquiera de nosotros puede pasar por su situación.

Un abrazo

Julio

Kelevra dijo...

Lo que falla es precisamente lo que mencionan Alondra y Julio, que en las paradas en las que piden son las que transcurren entre barrios obreros y ciudades dormitorio. Que si yo cambio agua por cocacola durante la hora del bocadillo para poder ayudar, no entiendo como el que se acaba de gastar 100 € en ropa no es capaz de dar un euro. Es como si hubiera un frente común, los ricos con los ricos, los pobres con los pobres, y entre ambos grupos nadie se ayuda, para mí, eso es un error que cada día que pasa va a peor.

Julio dijo...

Jose, tienes toda la razón, de esa falta de solidaridad y de organización se llega a la situación de abuso en comercios y trabajos, pero no veo solución.
Un abrazo

JUlio

fernando "dito" castañeda conde dijo...

Quienes ejercen la solidaridad hacia el prójimo son, en su mayoria, las clases menos pudientes economicamente pero mas conectadas con la realidad social, donde no llegan instituciones o gobiernos, simempre rompiendo una lanza esta el pueblo, sabedores de lo duro que es la lucha diaria por el pan, el paro, la exclusión, los mas ricos solo se preocupan de su posición.