viernes, 7 de noviembre de 2008

Intermediaria.

Me siento como una intermediaria entre el mundo imaginario y el real.
La hora de la comida se me hace indigesta presenciando en todo momento imágenes desoladoras.
Ver la tele a esa hora en la que conocer las noticias del mundo son casi una responsabilidad cívica, ( a otra hora no puedo) hace que mi estómago se resienta considerablemente y no voy a negar a estas alturas que alguna lágrima se escapa de mi represión y sale con disimulo de mis ojos.
Ojos que son observados por mi entorno familiar con una mezcla de lástima e ironía. Me conocen sobradamente, saben que nada pueden hacer conmigo, así que obvian las palabras.
Sin embargo, acabo de comer y tomándome mi cafetito caliente converso de cualquier cosa que me abstraiga de lo recientemente visto, me río mucho y procuro hacer chistes malísimos, eso sí, de chorradas mil.
Es una manera de sacudirme la pena ajena, el dolor, la miseria y cómo no, la absoluta impotencia.
Después en algún momento del día, me introduzco en mis letras, en esa forma de evasión que es la escritura para mí. Ahí es donde me relajo por completo y extraigo del fondo de mi armario corporal lo que tengo en el cajón rojo del centro de mi ser.
Son esos instantes en los que se me apodera la ensoñación de placeres dormidos, de realidades bondadosas, de paisajes coloridos, de personas poetizadas de corazón de oro.
Digamos que es un intercambio de necesidades. Yo necesito desarbolarme, deshojarme de las hojas que se secan en mis ramas, y la realidad ficticia, o no realidad, necesita esparcirse, reflejarse en esta que es tangible y obtusa y formar parte de ella. Creo firmemente que al hacer esto; suavizo el ambiente, lo desatasco, lo dejo libre de obturaciones para que al menos por unos momentos la felicidad se instale indolora en mi existencia y los que se adentran en mis letras derramadas.

PAZ PARA LOS CREPÚSCULOS QUE VIENEN (Sólo parte)
Que nadie piense en mí.
Pensemos en toda la tierra,
golpeando con amor en la mesa.
No quiero que vuelva la sangre a empapar el pan,
los frijoles,la música: quiero que venga conmigo el minero,
la niña,el abogado, el marinero,el fabricante de muñecas,
que entremos al cine y salgamos a beber el vino más rojo.

Yo no vengo a resolver nada.
Yo vine aquí para cantary para que cantes conmigo.

Pablo Neruda.

6 comentarios:

CharlyChip dijo...

Pues como medium no tienes precio. Cada vez que leo tus letras vuelo a tu mundo y me relajo en el. Cuando vuelvo al mundo real siento que vuelvo con nuevas fuerzas.

Un besote

Anónimo dijo...

marinel, ya sabes que en la aventura de las letras estoy a tu lado, en esa y en las que desees

bs

s

Marinel dijo...

Gracias Charly.
Al final dejo caer mis letras también por aquí...
No voy a dejar de reconocer que me siento un pelín incómoda cuando cuelgo un nuevo post en este blog, en el que tan amablemente, me ofreciste colaborar.Me siento así por saber que no doy la talla,(y no lo digo ni por falsa o auténtica modestia,de verdad)lo digo porque no soy tonta (aunque pueda parecerlo a veces,jejeje)
De todas formas, también me sabe mal no hacerlo, así que derramo mis letras y por lo menos, os rompo un tanto los esquemas con mis ensoñaciones.Os abstraigo, deshojo o como queráis llamarlo.
Besos mil.
P.D: ¡Ah!y no hace falta que me digáis nada, en serio.No lo hago para eso tampoco, aunque os lo agradezco mucho.

Marinel dijo...

Muchas gracias,Santiago.
Besos para ti.

Andrés Paredes dijo...

Algunos dirán;”es solo dan malas noticias”, “siempre a la hora de comer”, “la solución es apagar el televisor”.
Pues apagar el televisor es cerrar la puerta a la realidad.
Las noticias están teledirigidas por las redacciones de los medios.
Cuando nos quieren tener “ocupados” buscan algo impactante a que dedicar nuestras conversaciones vecinales.
¡Algo… poco, pero bueno debe ocurrir en el Mundo! Pero eso no interesa.
Filtrar la información que nos llega es esencial y buscar un medio alternativo para contrastar. No debemos seguir sus pautas de información canalizada.
Hay que esperar más días de luz que sombras para dar sentido a la vida.
Un beso.

Marinel dijo...

Totalmente de acuerdo,Andrés.
Un beso.