martes, 2 de diciembre de 2008

Un cuento pre-Navidad...


Imagínate si tuviésemos una estufita de esas de gas, con bombona y todo…me han dicho que dan mucho calor.
Si pudiésemos pintar las paredes, aunque fuese de blanco. Y poner unas cortinas, que sé que en el mercadillo hay retales preciosos a buen precio. Darían algo de ambiente a estas cuatro paredes de adobe malencaradas.
Si tuviésemos un calentador que calentase esta agua helada. Pero claro, es imposible si no tenemos ni cañerías…¡ay! pero qué gusto daría tomarse un baño caliente con el cuerpo entero dentro de un barreño, porque de bañera ni hablamos. No lavarse rápido y de mala manera dándote la sensación de que nunca estás limpia del todo.
Y una cocina, de las antiguas, que no soy quisquillosa. A lo mejor la bombona del calentador serviría para las dos cosas y cocinaría de pie, no agachada cara a la leña que humea dejándome los ojos llorosos.
Los niños podrían estar tranquilos sin temor a quemarse con el carbón del brasero, que el chiquitín es muy travieso y anda a gatas tocándolo todo.
¿Te acuerdas del día que lo pillamos con un ratolín en las manos?
En la parroquia me dieron unas mantas gastadas, abrigaditas, de vivos colores. Las he puesto en el colchón de los nenes y ahora duermen sin tiritones.
Nosotros nos apañamos con las dos viejas y el bebito duerme en mi regazo, así que no pasa frío.
Imagínate si algún día de verdad alguien de los que mandan se dieran cuenta de que estamos en la miseria, de que existimos, de que somos personas necesitadas.
Porque lo dicen mucho los que tienen tele; que sí, que dan ayudas, que conceden pisos, que cada vez hay menos pobreza, más gente viviendo mejor.
Imagínate querido, si pudieses trabajar en algo que no fuese coger chatarra, que no tengas que mendigar algo que traer para los tuyos, para tu familia.
Querido, ¿me escuchas?
No, ya sé que no, que hace mucho que te hartaste de responsabilidades, de cruces que llevar a cuestas. Ahora por lo menos no tienes que pensar más que en ti.
Llaman. Se van a destrozar los nudillos con tanta fuerza. Que la puerta es de hojalata y no está bien encajada…¡me van a tirar la casa!
Mejor abro y dejo de hablar conmigo misma, que soñar es para los que pueden hacerlo.

1 comentario:

CharlyChip dijo...

Bien cierto es que no todos los sueños son iguales..., no todas las necesidades lo son tampoco...

En estas fechas, con hogares calientes en tiempos frios, mesas llenas se dan de tortan en mi cabeza con despensas vacias en un silencio de cine mudo que sobrecoge.

En un mundo tan bien comunicado faltan caminos para recorrer a veces tan cortas distancias entre mundos tan distintos como el agua y el fuego.

Igualdad? Cual? si ni en lo facilmente mensurable y soluble los ojos cerrados y las manos caidas son barreras infranqueables...

En estas fechas odio las propagandas de la riqueza que venden cielos para los que no hay suficientes aviones que vuelen en ningun tiempo...

Un besote