lunes, 13 de abril de 2009

Una Historia Normal



Publicado originalmente en =>> Anubis-Foro Abierto

Había amanecido lloviendo, a través de la ventana del salón se veía a la gente caminar bajo los paraguas, los charcos formados en el asfalto comenzaban a ser infranqueables, y pasa a su lado un riesgo cierto de ducharse, si se coincidía con algún coche.

-Este aguacero ha terminado de desnudar a los arboles,- Pensó con la mirada perdida en la calle

Arrecio; la lluvia pegaba con fuerza sobre el cristal que se convirtió en un caleidoscopio de colores y formas.

¿Oye?,- una voz desde las habitaciones de la casa reclamó su atención

-¡Sí!

¡¿Vas a mirar algo o no?,- insistió su hermana

-Ya veré

Seguía triste, tan solo hacia un par de días que habían enterrado a padre, y los recuerdos se agolpaban inconexos, se sentó en el sillón de cuero color café con leche y miro al aparador, se acordó de la latita, esas de hojalata que traían el colacao, donde su madre guardaba las fotos, se levantó y abrió la puerta derecha del aparador, allí estaba, la cogió y volvió al sillón, abrió la tapa y comenzó a verlas.

Fue mirando y recordando, acababa de abrir la puerta al pasado que le trasportaba a sensaciones agradables.

Encontró la de su madre caminando por la acera llevando de la mano a su hermana la mayor con tan solo 6 años, después aparecían la de bodas, alguna de comuniones, la de su bautizo en brazos de su madrina, y de pronto, aquella pequeñita, su padre y su madre, esta agarrada del brazo paseando por la casa de campo

-¡Que elegantes!, - Se fijo en como vestía su padre, traje gris (suponía, la foto era en blanco y negro), camisa con finas rayas a cuadros y una corbata clarita con figuras de rombos, y zapatos negros brillantes. Su madre un vestido abotonado, el pelo recogido con horquillas en las sienes, y melena rizada, pendientes de una perla, y collar a juego, bolso clarito y chaqueta recogida sobre el bolso, zapatos tipo Gilda, y una cinturita pequeña, tenía un tipazo.

Le vino a la memoria cuando tenía unos doce años, su padre llegaba tarde de trabajar, y para esperar, su madre sacaba la cajita, que contenía un pequeño reportaje grafico de su vida, se sentaba en la mesa y les contaba la historia de cada foto.

-¿Qué haces?,- Apareció su hermana

-Sabes; contesto mirando la foto de sus padres, mama nos contaba historias de cada foto, concretamente esta se me quedo grabada. ¿Quieres oírla?,- Pregunto a su hermana

-Sí

-Estaban paseando por la casa de campo, corría el año 44, ¿creo?, y siempre decía que fueron tiempos felices a pesar de lo que acababan de pasar, y continuaba, - No teníamos ni una perra chica, pero tu padre siempre se las apañaba para comprarme una bolsita de almendras garrapiñadas e incluso en ocasiones nos íbamos a la puerta del sol y nos sentábamos en alguna terraza a tomar un refresco y una cerveza.

En este punto se paraba, y continuaba, quien diría lo que pasaríamos años después.

-¿Qué paso?,- preguntaba yo siempre

-Cosas para olvidar, y se callaba de nuevo

-La verdad es que nunca les oí maldecir a nadie por lo que pasaron y que ya mayor me entere. ¡Qué Generación!, duros, con ideales, solidarios, dispuestos a currar en todo.

Entonces sonaba la puerta de la calle, se levantaba y calentaba la cena para su marido, y ¡A la cama!.

-Siempre recordaré como tenía idealizado a su marido, y como años más tarde nos enteramos que la que verdaderamente llevaba la casa era ella, a pesar de sus frases “Ya verás cuando venga tu padre”, “Lo que diga tu padre”, y la peor “Se lo voy a decir a tu padre”, esta frase sí que tenía enjundia y hacia que cuando llegaba mi padre procurases no cruzarte abiertamente con él.

La verdad es que era un trozo de pan, no tenía nada suyo, y entre los dos consiguieron crear un hogar entrañable, y en el cual cada rincón estaba impregnado de libertad para hablar de cualquier tema.

¡Gracias papa!

12 comentarios:

CharlyChip dijo...

El alma guarda, en profundidades más alla del alcance de los ojos, la verdadera naturaleza humana.

Los años tal vez se llevan las fuerzas pero hacen al alma capaz de penetrar secretos que los ojos por si solos jamás podrán alcanzar.

La sutileza que el lenguaje, la palabra, lucha por alcanzar con años de arduo trabajo, la tiene al alcance desde el amanecer de los tiempos la comprensión del lenguaje no verbal, los ojos del alma. Tras un gesto, una mirada se esconden mil matices.

Un abrazo

Julio dijo...

Charly no se puede expresar mejor.
Un abrazo

María dijo...

Julio ¡qué bonito relato! ¡con qué delicadeza lo narras! me ha encantado esta historia que titulas normal, pero qué sobresaliente está escrita, muchas gracias por compartirla y tu óleo una preciosidad-.

Un beso.

Camille Stein dijo...

efectivamente, qué generación, qué tiempos aquellos

la fidelidad, el compromiso, el sentimiento

... persistían


hermoso relato

un abrazo

Julio dijo...

María creo que es una generación que no esta valorada, que hicieron cosas increíbles, que levantaron un país sin nada y sin ayuda de nadie, y que para ellos era la normalidad.
Gracias por tus letras.
Un abrazo

Julio dijo...

Camille, estamos de acuerdo.
Un abrazo

brancalúa dijo...

¡que relato tan sencillamente bonito!me he trasladado a mi casa familiar, a mis padres,mis hermanos,¡ cuántos recuerdos que se devuelven en forma de sonrisa!
Un abrazo

Marinel dijo...

Qué bonito Julio,pero qué bonito...
Y ¿sabes? se me agolpan los recuerdos tras leerte,pues algo parecido ocurría en mi casa, con mi madre abnegada, dedicada a su marido y sus hijos y ...a sus fotos.
Tenía tantas,con sus propias historias tan personales,que evocaba cada dos por tres llena de nostalgia, a pesar de que muchas eran retazos de dolorosos recuerdos de épocas pasadas...y nunca se quejó.
Me transfirió al amor por las fotos,por sus historias enfocadas en ellas...
Y precioso el cuadro con el que has ambientado el relato.
¡Hay que ver qué generación más gallarda! ¿eh?
Me ha encantado una vez más.
Besos mil.

Julio dijo...

Brancalúa, la verdad que es cierto lo que dices, ya ves no somos tan diferentes en eta España,ni en nuestras casas.
Un abrazo

Julio dijo...

Marinel, gracias. Se escuchaba Matilde Perico y Periquin, y los cuentos, después quedaba tu madre para enseñarte, y contarte historias que ahora vuelven a la memoria. Otro día os narrare la historia de un patito y de un pollito.
Un abrazo

sol dijo...

lo admirable fue mantener un ambiente "librepensador" en el hogar, mientras fuera solo habia una sola forma de pensar y actuar, y eso sin crear resentimientos ni odios. La unica manera de combatir los sistemas totalitarios es enseñar a pensar por si solos.Las cosas caen por su propio peso.un beso

CharlyChip dijo...

Tal vez quizas porque solo en el círculo interior somos verdaderamente libres. Un oasis en un desierto de soledad.

Gracias por tu aportación Sol.

Un cordial saludo