martes, 30 de junio de 2009

El poder de las masas

¡Qué fuertes y qué poderosos somos cuando habitamos el filón de las masas, verdad! Capaces de bloquear un país, con todos su férreos estamentos, y hacer retroceder, aterrado, el mecanismo que nos haya provocado… ¡No hay cataclismo que pueda compararse con la eficacia de una multitud decidida…!

¿O sí? ¿O, quizás, la poderosa técnica animal de organización multitudinaria se nos queda desajustada a los humanos?

Porque, ¿qué pasa, que estando descontentos, una inmensurable mayoría, en relación a las injusticias sociales en sus espacios más reveladores, nos limitamos a reprobarlas desde nuestro confortable sofá y, en cambio, estamos dispuestos a hacer temblar el mundo en otros casos, quizás más triviales?

¿Es en la capacidad de convocatoria, donde reside el secreto? ¿En la intensidad emotiva de la situación con que incida en la sensibilidad del ciudadano? ¿En la inyección anímica propagada desde los medios de comunicación más extensivos? ¿Dónde está ese botón mágico, capaz de provocar un salto sincronizado de enescientos millones de personas para alterar la órbita terrestre?

¿Os imagináis qué sería del hambre, de los pueblos sometidos, de las guerras maquinadas desde la sombra, de…? ¡Y pensar que, realmente, tenemos el poder y somos incapaces de encontrarlo!

Hay veces en que me sobrecogen las imágenes del televisor, a la hora de los informativos. Contemplo cómo enormes oleadas de personas enfurecidas arrasan con todo cuanto encuentran; ya esté ardiendo, sea de piedra, de diez toneladas o dispare. Incluso, cuando no existe el más mínimo desgarro moral, como en una celebración deportiva o una concentración musical…

¡Qué barbaridad y qué miedo! Porque es un poder superior a lo concebible en lo ordinario, lo lógico es que un tanque detenga a las personas y no lo contrario. Y, sin embargo, permanecemos en el sofá arguyendo que no hay derecho, que alguien debería hacer algo.

Quizás sea mejor así; quizás, las razones de las masas activas no siempre fuese la correcta y se sucederían atroces injusticias de magnitud descomunal si se diese rienda suelta a la utilización de ese misterioso poder… No lo sé, posiblemente sí; porque si cuando se ha tenido la posibilidad de cambiar las cosas terribles no se ha hecho nada, es mejor que no se use.


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3 comentarios:

CharlyChip dijo...

Una buena reflexión, yo mismo me la he planteado muchas veces...y lo he puesto en marcha a pequeña escala aunque implicase muchos paises a un tiempo.

A menudo siento deseos de utilizar ese mecanismo para resolver algo, pero temo desatar algo que luego sea incapaz de controlar.

Ya lo conseguí solo en una ocasion en una protesta de 24 horas (pase 24 horas tecleando sin parar) en un servicio en la red y el resultado fue importante pero degeneró en KAOS al adquirir ciertas proporciones y empezar a crecer por si mismo. Al final cada cual gritaba sus propias consignas y muchos aprovecharan el revuelo para armar sus propias guerras particulares.

El motor de inicio de la reacción que use fue el agitar un trapo rojo ya existente (motivo de queja) y ofrecer un incentivo virtual simbolico enfocado resolver la cuestion a los que tenian motivo para la queja...

Despertar ese mecanismos requiere mucha organizacion previa, una infraestructura de comunicacion constante (y alternativas de medios para mantenerla), tener previstos mecanismos de corrección de direccion y parada, disciplina y muchas manos dispuestas.

Aun así el resultado es dificilmente manejable cuando pones en marcha a gente que no esta en contacto con la organizacion, cuando se dispara crece por si mismo sin control...y en multiples direcciones simultaneamente es muy dificil preveer que pasará.

Es como montar sobre un toro salvaje y descubrir que si estas arriba estas jodido y si te bajas más te vale tener buenas piernas para correr hacia el burladero antes de convertirte en ingrediente de un pincho toruno ;-)

Un abrazo

María dijo...

Segis:

Bienvenido, con este primer post, es un placer leerte.

A mi también se me encoge el corazón y la sangre se me revuelve cuando miro las imágenes tan escalofriantes de la tv, sólo dan noticias tenebrosas, y me da rabia, a las horas que lo emiten, cuando los niños pueden verlo, porque dañan la sensibilidad de las personas mayores, imagínate la de los niños que estan cerca.

Se conoce que las malas y escalofriantes noticias son las que dan dinero, asi como las noticias rosas que cuentan sus chapucheos y se enfrentan unos con otros para causar polémica y así ganarse la vida con sus vidas tan polémicas.

De todas formas, somos marionetas en esta sociedad, que es el teatro, estamos manipulados e influenciados por muchos, y a muchos les importa un comino la sensibilidad de las personas, por lo visto, lo que cuenta en esta vida es el poder y el dinero.

Y desde luego, pocas son las noticias que hay positivas, esas sí que no dan dinero, aunque causen bienestar en nuestra mente.

Interesante post el tuyo, se puede sacar mucho provecho de él, comentando largamente, pero creo que por mi parte, ya está bien, no quiero cansarte para ser tu unicio aquí y bienvenida.

Un beso.

Anónimo dijo...

Chalychip,

Gracias por pasar y dejarte enredar por mis divagaciones. Realmente, creo que quien obtenga el poder de mover las masas (no una porción local de masas, sino las MASAa), tiene en su mano la indeseable e insoportable responsabilidad del botón rojo de nuestros tiempos.

María,

Gracias, nuevamente.
Desde luego que sí, ver las noticias con cierta regularidad nos hace conscientes de lo atrasaditos que vamos todavía en el "progreso de la humanidad", por mucho que lo estemos viendo en una televisión plana de plasma con chirizarandajas ciberguays de última generación.
Aun así, tengo confianza en que vamos por buen camino; la prueba es que seremos torpes, pero somos conscientes de que lo somos.

Muchas gracias, Charlychip y María.

Recibid un abrazo,

Segis