domingo, 2 de mayo de 2010

Soltad al kráken!

Desde A Coruña, para quien encuentre mis palabras y reflexiones perdidas en el mar de letras de internet.

En ocasiones ha habido quienes me ha tachado de extremista, hoy voy a darles razones para que lo piensen.

Política, política, político... El comunismo, el capitalismo, ninguno me convence. Doctrinas, doctrinas... Yo no tengo, ni tampoco quiero. Pienso por mi mismo, para mi mismo, en cada instante. Tal vez alguien me lea o me escuche, pero tampoco pienso, hablo o leo para el o ella... Lo hago para mi mismo. Es mi medio de organizar y clarificar mis ideas.

El comunismo cayó, el capitalismo o al menos su hijo ilegítimo, aquel que no reconocería ni su padre, nuestro sistema actual, sigue en pie, por ahora...

Se nos "prometió" con los dedos cruzados reformar el engendro ideológico que nos rige... La realidad no ha cambiado en absoluto, solo es una nueva capa de maquillaje aplicada sin mucho interés ni entusiasmo. Su única herencia es una lista de mandamientos. Hace falta un verdadero cambio en profundidad, más bien diría que hace falta empezar a crearlo desde cero, sin tener en cuenta lo antiguo. Tal vez debamos pensar en darle otro nombre a un contenido completamente nuevo.

Religión, religión, religioso... La religión, si es que a lo largo de la historia ha sido alguna vez una muleta ética o un referente moral de algún tipo, así sea por motivos equivocados, ya ha dejado de hecho de serlo... Allá aquellos que decidan seguir tomándola como tal, yo no pienso hacerlo, como no lo he hecho nunca. Si alguna vez me han guidado sus principios, no ha ocurrido así con sus hechos, salvo honrosas excepciones y desde luego sus pretensiones de monopolio de la verdad y de trascendencia simplemente me dan risa. Es larga la lista de los precios indebidos, pagados en carne y sangre, que ha sufrido la humanidad en la guerra por el predominio de sus dogmas.

Hoy en día el motivo de crítica es la pederastia, las guerras santas y la mediocridad o extremismo de los lideres "medievales" que la rigen.

¿Acaso de puede curar una herida grave con mercromina y una tirita? Creo que no.

Creo que en política nos hace falta una renovación de ideas, una renovación ética. La religión debería simplemente, y solo por sentido común, desaparecer como referente.

¿Que ocurrirá? Creo que solo lo inevitable. Vivimos un tiempo decadente. Predominarán los gritos del fanatismo sobre la cordura de las voces mesuradas, la fuerza bruta sobre los pacíficos y decaerá todo indicio de racionalidad hasta la bestialidad más miserable. ¿Que forma tomará? No sabria decirlo, pero será.

Así se divide el mundo: tiranos, flojos, débiles y pusilánimes. Los peones no cuentan en este juego, solo hacen masa exánime o beligerante, pero sin convicciones propias, que corren tras el perro guia pero sin saber hacia donde...

Quiero creer en la capacidad del ser humano individual, que no de sus líderes de cualquier índole, para recomponer y reconducir esta situación, pero no puedo, no veo indicios que me indiquen que tiene alma o conciencia capaz de de paso a hechos para rectificar el camino, al menos en este tiempo.

¿Crees tu acaso que es posible rectificarlo? Me sumaré con gusto a cualquier iniciativa realista en este sentido si alguien me demuestra que existe y veo compromiso y verdad entre quienes la promuevan.

1 comentario:

Julio dijo...

Carlos, es evidente que necesitamos políticos con ideas nuevas, hoy en día la sociedad es más compleja que izquierdas y derechas, hay que ir, creo yo, más por el camino de un mejor entendimiento entre todos, y menos egoísmos, un gobierno que sea el ponga las normas de todo, pero no el que dirija los destinos, esto solo lleva a dictaduras.
El problema es que no sale nadie en este sentido, necesitamos que la sociedad sea cada vez más compacta y camine en el mismo sentido, lógicamente existirán tendencias, pero cuando hablas individualmente con las personas te das cuenta que prácticamente todos pensamos parecido, familia, trabajo, solidaridad, y evitar el enfrentamiento necesario y sobre todo radical.
Yo sigo pensando que estamos más cerca de esto que de los extremismos.
Un abrazo