Hoy, como cada mañana desde hace medio siglo, me he levantado para buscar con estos ojos ciegos, antes de que despierte el sol, a aquellos que siembran las sombras; para escucharlos, antes de que se despierte el silencio imposible que envuelve todas mis búsquedas de cordura en las palabras y los hechos de la naturaleza humana.
He visto de nuevo como nacían las sombras, sin cuerpo opaco que las ampare, sin luz que les de consistencia a través de mis sentidos y he firmado hastiado otra tregua, una más...
En la espera nacemos; en ella vivimos y morimos sin mas luz que nos alumbre que la del sol negro que nos ha sembrado con sus rayos en el universo, arrancándonos del limbo de la conciencia dormida.
Somos, esperamos, sembramos días enteros de sombras chinescas en la tediosa espera del viento solar que según los augures que despejará los cielos. ¿Es esperar en vano nuestro sino?
Soñamos sobre la blancura del papel imaginario los colores, las luces, ... Vivimos prisioneras de una película en blanco y negro; tal vez deberíamos retirar la venda y ver mas allá de los filtros mágicos del hechicero el año en que vivimos: 1984.
El doblepensar ha nacido. Despierta, apaga la telepantalla, abre los ojos y sueña despierto. La luz existe; ella da cuerpo a las sobras e ilumina tus ojos cada amanecer. Solo has de abrir los ojos y ver los colores que sueñas.
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