martes, 23 de marzo de 2010

Desde el Indico o desde tierra firme vida, libertad, justicia y paz

Desde A Coruña, para quien encuentre mis palabras perdidas en el mar de letras de la Red de Redes...

Por un teléfono, por un bistec, por una gota de agua o libertad...

¡Por un teléfono!, de que delgado hilo depende a veces la vida...

De un teléfono móvil y la carga de su batería dependió la vida de los tripulantes del UAID 400, un pesquero iraní abandonado a su suerte por los piratas, que les robaron los medios para sobrevivir y llegar a la costa a falta de mejor botín... De un teléfono satélite con la batería casi agotada y de la fuerza naval europea en el Indico, de la fragata Navarra.

Fueron asaltados por los piratas que los dejaron sin agua, alimentos y combustible suficiente para sobrevivir. Los abandonaron a su suerte, afortunadamente vivos, pero con la vida pendiente de un hilo, de una batería...

Jugaron su suerte y afortunadamente ganaron de la mano de una Europa que cumple con leyes y respetos fundamentales que otros ignoran, de unos militares que en estos tiempos no luchan por la conquista de territorios enemigos sino por la recuperación de la paz y la seguridad de los viajeros marítimos de toda índole en aguas internacionales. Ojalá pudiese tener tanta fe en que los políticos cumplan de modo tan cabal el papel que los principios constitucionales les asignan.

Sin querer poner demasiados laureles a nadie creo que la libertad, el respeto a la vida, a la libertad de expresión y política no son valores sacrificables... Tal vez debamos refinar el modo, los mecanismos, pero jamás renunciar a ellos, porque perderlos, incluso para protegerse de quienes los incumplen es un precio demasiado alto.

El apoyo sin reservas de los ciudadanos a estos valores es clave, el compromiso de los políticos para protegerlos por encima de los intereses de partido también... ¿Están ambas partes cumpliendo con este deber? Difícil es que si alguna parte lo incumple la otra la respete... Es más, me atrevería a decir que no solo es nuestro deber, también debería ser nuestra devoción...

La accesibilidad de la información que permite poner en la balanza la credibilidad de los políticos sin menoscabo de la seguridad pública es una batalla de confianza que entre ambas partes se puede ganar. En ello nos va nuestra sociedad de libertades.

Los excesos y capacidad de presión de los poderes económicos, tanto sobre el poder político como mediático ponen también a menudo en peligro esta confianza... ¿Estan estos poderes por poner las cartas sobre la mesa...? La transparencia en este apartado es tan vital como la que debe existir entre ciudadanía y poder político.

Los excesos y capacidad de presión de los poderes políticos sobre el poder judicial, la presión mediática que sufre la justicia también ponen el peligro la convivencia. El respeto mediático al poder judicial, su independencia, es tan indispensable como el buen hacer y la independencia de los profesionales... Independencia de criterio, sometida solo a la revisión de instancias superiores encumbradas solo por su mayor experiencia y demostrada equidad en la interpretación y respeto a la ley.

Es hora de poner las cartas sobre la mesa, ya no vale jugar con trampa. Los estómagos vacíos y el miedo son una carta peligrosa que tiene doble filo en este como en cualquier otro "juego". Unos se juegan el poder y los beneficios y otros la simple supervivencia. No es un juego igualado.

Hacer rodar cabezas no será suficiente para calmar los ánimos tras una crisis que no solo abarca la economía, hay que atacar los problemas de frente con las cartas sobre la mesa...

Se juega mucho en España, en Europa, en el mundo... Tenemos que ser un referente, una guia de estilo de vida, como un día, en una época, lo fue América... Lo mejor del modo de vida en lo económico, en lo político, en el bienestar, en el respeto y la convivencia.

No me gustan las frases hechas pero, SI, PODEMOS...

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